jueves, 4 de junio de 2015

Científicos estudian el olfato de las moscas para comprender como funciona el cerebro.

Según Matthieu Louis, la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster) es un modelo excelente para explorar cómo la actividad neural controla comportamientos complejos, por ejemplo, la quimiotaxis o la capacidad convertir un estímulo olfativo en una respuesta motora, investigación que puede ser la entrada hacia sistemas más complejos como el cerebro humano.

Para identificar los circuitos neurales que están implicados en la quimiotaxis, el equipo de investigadores decidió concentrarse en la larva de la mosca del vinagre, que cuenta con 10.000 neuronas, 10 veces menos que las moscas adultas y hasta a 10 millones de veces menos que los humanos.

El equipo seleccionó 1.100 cepas de mosca en que la función de un pequeño grupo de neuronas del cerebro se podían desactivar genéticamente.

«Cuando empezamos el proyecto teníamos la sensación de estar buscando una aguja en un pajar. Sabíamos que hay 21 neuronas olfativas en la cabeza de la larva y sus respectivas neuronas motoras, pero no teníamos ninguna pista sobre la identidad de las neuronas que hay en medio, ni de las sinapsis responsables de procesar la información olfativa y transformarla en toma de decisiones motoras», ha explicado Louis.


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